jueves, 6 de noviembre de 2008

El sueño del Arce

El viento en el gran bosque movía las hojas de un gran arce, pero sus silbidos no eran alegres, sino la tristeza le invadía después de un invierno duro y frío. No quería estar atado al suelo, envidiaba a los que podían trastear de un lado para otro, volando entre sus ramas, subiendo y bajando por su tronco, excavando por sus raíces.

Aquel día salió el sol de primavera, una mariquita jugueteaba entre las zarzas de un moral cerca del arce cuando se cayó clavándose una espina. Rodó y se froto con las piedras para quitársela del caparazón, con ayuda de otras mariquitas, pero cuando por fin la espina salió de ella en lugar del quinto de sus siete puntos había un agujero, el resto de mariquitas, salieron volando escandalizadas creando una gran polvareda. El arce observando todo aprovechó la oportunidad.

Una semana más tarde la mariquita se encontraba un poco rara, algo le pesaba en el caparazón. Llegó a un charco, se miró detenidamente y comprobó con gran sorpresa que arriba de ella había una ramita pequeña donde asomaban dos pequeñas hojas, pero en lugar de enfadarse se alegró de ser diferente, era la única mariquita que tenía seis puntos y un ser vivo como chepa, aunque no dejaba de preguntarse una y otra vez como pudo ser que naciera dentro de ella.

Entre la polvareda que levantaron las mariquitas una de las semillas del arce se enterró en el agujero del quinto punto del caparazón. Las lluvias y el sol de primavera hicieron que brotará la pequeña planta. Y así fue como el arce consiguió hacer realidad el sueño de poder caminar por el bosque como si de un animal se tratara.


1 comentario:

Anónimo dijo...

hola mi amor:

que bonito cuento es tan guapo como tú. Me gusta y siento orgulloso de tener una chica que le gusta el bosque y eso.

Te quiero