viernes, 28 de noviembre de 2008
El valor de la sonrisa
Una sonrisa no cuesta nada, y produce mucho
Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan.
No dura más que un instante, pero su recuerdo a veces es eterno.
Nadie es tan rico que pueda pasar sin ella,
y nadie tan pobre que no pueda enriquecerse con sus beneficios.
Una sonrisa es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados.
alegría para los tristes, y el mejor antídoto contra las preocupaciones.
Una sonrisa no puede comprarse,
no puede obtenerse por caridad,
no puede robarse ni pude ser prestada,
porque una sonrisa es algo que a nadie rinde beneficio
a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.
Y si, en el trato con nuestros compañeros alguien está muy cansado para brindar una sonrisa
regálale una de las tuyas,
pues nadie necesita tanto de una sonrisa,
como aquel a quien no le queda ninguna que ofrecer.
martes, 25 de noviembre de 2008
Un otoño de colores
Es otoño, nos inundan marrones, rojos y amarillos, en el aire, en el suelo, a algunos les parecen sombrios pero a mi me parecen intensos. Los niños juegan con las hojas, con manoplas en las manos, ¿no os recuerdan a sonrisas que dejamos hace muchos años?Todas ellas brillan con los rayos del sol, que lucha entre las nubes, que intenta dar calor.
Las hojas caen como lágrimas, los árboles, en lugar de estar tristes por ello, se salvan de un duro invierno.
Seámos árboles, seamos otoño, seamos sonrisa, porque el invierno aunque es largo se pasa deprisa.
jueves, 6 de noviembre de 2008
El sueño del Arce
Aquel día salió el sol de primavera, una mariquita jugueteaba entre las zarzas de un moral cerca del arce cuando se cayó clavándose una espina. Rodó y se froto con las piedras para quitársela del caparazón, con ayuda de otras mariquitas, pero cuando por fin la espina salió de ella en lugar del quinto de sus siete puntos había un agujero, el resto de mariquitas, salieron volando escandalizadas creando una gran polvareda. El arce observando todo aprovechó la oportunidad.
Una semana más tarde la mariquita se encontraba un poco rara, algo le pesaba en el caparazón. Llegó a un charco, se miró detenidamente y comprobó con gran sorpresa que arriba de ella había una ramita pequeña donde asomaban dos pequeñas hojas, pero en lugar de enfadarse se alegró de ser diferente, era la única mariquita que tenía seis puntos y un ser vivo como chepa, aunque no dejaba de preguntarse una y otra vez como pudo ser que naciera dentro de ella.